viernes, 31 de julio de 2020

LA PANDEMIA Y EL SUPERÁVIT COMERCIAL, por Carlos Alejandro Nahas, Mg.(1)


            Sobre llovido, mojado diría un viejo dicho. Desde que el nuevo Gobierno ha asumido, apenas ha tenido tiempo de sentarse a gobernar. El mal mundial del COVID-19 lo ha obligado a postergar lo importante por lo urgente.

            Tomada esta nota como una segunda parte de una anterior mía (“PORQUE UNA BALANZA COMERCIAL SUPERAVITARIA, DEBERÍA SER POLÍTICA DE ESTADO”, http://comexarnahas.blogspot.com/ , mayo de 2019) trataremos de profundizar aún más en dicho concepto, que a todas las dirigencias debería entrarles como un repiqueteo permanente en sus cabezas, hasta hacerlos despertar del letargo. En dicha nota afirmaba que la Argentina como Nación tiene tan sólo 3 políticas de Estado que han atravesado todas sus administraciones desde el retorno de la democracia: El reclamo sobre Malvinas, Juicio y castigo a los crímenes de Estado y la Integración Regional (Léase MERCOSUR). Con sus altos y sus bajos, todos y cada uno de los Gobiernos han respetado en mayor o menor medida estos tres puntos cardinales. También en aquélla nota destacaba con números confiables (OCDE), porqué nuestros males no se encontraban ni en las políticas de subsidios, ni en el déficit fiscal, ni en la deuda externa.


            Pues bien, habrán notado que expresé TRES puntos cardinales cuando en realidad son CUATRO. ¿No falta uno? En momentos en que enfrentamos un default, una renegociación de la deuda soberana con acreedores externos privados y públicos – FMI entre otros – y acreedores privados y públicos internos, el horizonte se presenta más que gris. Suponiendo que este minué diplomático concluya exitosamente, ¿le cabe a alguien alguna duda que Argentina va a tener cerrado el mercado de créditos externos por unos cuantos años? ¿Es plausible que un Gobierno que se preocupa por los sectores más vulnerables de la población, ajuste sus cuentas fiscales – jubilaciones, planes sociales y tarifas entre otras – para así obtener los dólares que tanto ansía y le cuesta sostener al Banco Central, para evitar la inflación, la deflación, la fuga de capitales y la falta de atracción de inversiones? Tampoco parece lógico. ¿Entonces?

            Miremos un poco las cuentas públicas de fuentes confiables, el INDEC. A cifras estimadas de Junio de 2020 la balanza comercial argentina arroja un escaso superávit de 1.484 millones de Dólares, siendo nuestros principales productos de exportación los productos primarios y las manufacturas de origen agropecuario (mas del 70%), siguiéndole desde muy lejos las manufacturas de origen industrial con algo menos del 18%. Esta composición se ha mantenido casi en forma invariable en la Argentina en los últimos 30 años. Si miramos el cuadro completo, veremos que la variación interanual arroja un saldo deficitario en materia de exportaciones del orden del – 8,6% .

            Así las cosas Argentina no puede salir de este círculo vicioso. No tiene dólares en sus arcas, no tiene forma de conseguirlos, y no aprovecha la única manera genuina que tiene de obtenerlos (comercio exterior superavitario con alto valor agregado) como una política de Estado.

            Si hay una lección que nos dejó esta pandemia es que ya sea a través del INVAP, del Instituto Malbrán, de las universidades y laboratorios nacionales, mediante el uso de tecnologías de punta, podemos – y estamos – a la altura de cualquier nación desarrollada, con PBIs que superan holgadamente el nuestro. Un ejemplo de ello es el exitoso ensayo que se está desarrollando con suero hiperinmune extraído de caballos, prueba originaria pura y exclusivamente de nuestro país, reconocida en todo el mundo como asombrosa Entonces, ¿qué esperamos para explotar nuestra materia gris y hacer de ella un producto exportable que logre que ingresen divisas genuinas a nuestras arcas? La opción de hierro es, ¿seguiremos endeudándonos a tasas imposibles de pagar, ajustaremos nuestras cuentas fiscales con el sufrimiento que ello conlleva para nuestra gente, o de una vez por todas nos pondremos los pantalones largos y haremos de nuestras exportaciones un producto deseable en los mercados mundiales, logrando con ello tener un desarrollo genuino?

            La premisa está planteada. Y el argumento veraz vuelve a repetirse una vez más: DEBEMOS HACER DEL COMERCIO EXTERIOR ARGENTINO SUPERAVITARIO Y CON ALTO VALOR AGREGADO UNA CUARTA POLÍTICA DE ESTADO. Sino, seguiremos jugando en “la B”, como hace 30 años.

 

(1)   El Doctor Carlos Alejandro Nahas es abogado (UCA) y Mágister en Relaciones Comerciales Internacionales (UNTREF)


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